
Analizando ando
Se cae el montaje creado por García Luna; ni como sostener la mentira
Veinte años de encierro sin juicio, de tortura institucionalizada, de silencio cómplice. Hoy, Israel Vallarta camina fuera de prisión. No porque el Estado haya hecho justicia, sino porque ya no pudo sostener la mentira.
El montaje que se volvió historia
El 8 de diciembre de 2005, Israel Vallarta fue detenido junto a Florence Cassez en el Rancho Las Chinitas, en la alcaldía de Tlalpan de la CDMX. Lo presentaron como el cabecilla de “Los Zodiaco”, un supuesto grupo de secuestradores. Pero lo que se vendió como un operativo exitoso fue, en realidad, una puesta en escena.
La detención fue real. La presentación ante medios, no
La Agencia Federal de Investigación, bajo el mando de Genaro García Luna, decidió recrear el arresto 24 horas después. Cámaras, víctimas, policías: todo dispuesto para el espectáculo. La verdad quedó sepultada bajo el guion.
Dos décadas de tortura y omisión
Israel Vallarta no tuvo sentencia. Tuvo golpes, amenazas, aislamiento, celdas sin luz ni agua potable. Tuvo años desnudo en espacios sin ventilación, con agua estancada y sin mobiliario.
Tuvo miedo.
Tuvo resistencia.
Tuvo una familia que no se rindió.
Organismos como la ONU-DH y el Comité contra la Tortura documentaron lo que el Estado mexicano quiso ignorar: que Israel fue torturado, incomunicado, humillado. Que su proceso estuvo plagado de irregularidades. Que nunca hubo pruebas sólidas. Que la justicia fue un decorado.
El derrumbe judicial
Mientras Florence Cassez fue liberada en 2013, Vallarta siguió preso. La Fiscalía General de la República jamás logró sostener el caso. Las contradicciones eran tantas que, el 31 de julio de 2025, una jueza federal ordenó su liberación por falta de elementos jurídicos.
La Fiscalía aún puede apelar, pero el montaje ya no se sostiene.
Israel Vallarta está a punto de salir. Y México, de enfrentar su reflejo más oscuro.
Con 55 años, Israel Vallarta vuelve a la vida. No como héroe, sino como sobreviviente. Su historia no es solo la de un hombre injustamente encarcelado. Es la de un país que permitió que el espectáculo mediático sustituyera al debido proceso.
Es la historia de un sistema que castiga sin juzgar.
De una justicia que se dobla ante el poder.
Hoy, Israel sale acompañado por Mary Sainz, su pareja y abogada, y por una familia que nunca dejó de gritar su inocencia.
Pero también sale con las cicatrices de un país que aún no sabe, ni quiere, reparar lo irreparable.