
Transforma los ciclos de la descomposición orgánica en pintura
De una experiencia límite surgió la fuerza creativa que impulsa la obra pictórica de Tania Reyes también conocida como Fénix Cienfuegos. La artista originaria de Nezahualcóyotl explora el cuerpo, la muerte y el vacío existencial desde una mirada profundamente espiritual y crítica.
Sus cuadros impregnados de una estética onírica y un uso simbólico del color funcionan como rituales de sanación. En ellos la muerte aparece no como final, sino como tránsito; ejemplo de ello es La Devoradora de Inmundicias, obra en oleo pastel donde una vaca muerta es digerida por la tierra en un paisaje florido. "Una metáfora de la infinitud del espíritu", afirma la autora.
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Otro de sus temas centrales, es el cuerpo abordado desde la intimidad y en resistencia al discurso publicitario que lo cosifica. En su serie de desnudos pinta a personas cercanas como un acto de veracidad y cuidado.
También lo hace en La Muerte de la Carne, una obra que surgió durante su recuperación de una cirugía, donde el color se convierte en testigo del dolor y la transformación.
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Con influencias que van desde Gilberto Aceves Navarro, hasta el colectivo Semefo y Teresa Margolles, Tania Reyes articula una visión artística que se enfrenta al miedo, la inseguridad y la muerte desde su propia sensibilidad. "Elpaisaje y el cuerpo comparten los mismos ciclos"; esa idea guía sus pinceladas actuales donde la efusión del color deviene en una forma de nombrar lo que no tiene nombre.
Hoy Fénix Cienfuegos sigue creando desde ese cruce entre lo visible y lo invisible, entre la carne y la energía, entre el dolor y la forma. Su pintura no busca respuestas, sino parajes hacia una comprensión más profunda de lo humano, porque ha aprendido de las revelaciones feroces que han cambiado de la vida, que de la nada todo viene.